Chapter 2/Capítulo 2

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2.

This morning was particularly chilly for August. We still had boxes left to unpack around the apartment. I figured I still had at least a few weeks before I would need to get around to unpacking my sweaters, but it would appear that I was wrong. Felip of course put all of his clothes away neatly right away, so I grabbed one of his crewneck sweatshirts in a deep forest green off the shelf and slipped it on over my nightgown. It smelled like him. A little of his musk mixed with his signature cologne. I pulled the collar up to my nose to smell it a little.

Felip was already gone. I woke up this morning at 6am, as usual, but it wasn’t quite early enough to catch him. He was probably at the gym by this time, or perhaps already on his way to his office. He and James rented a small office space where they can do, well, whatever it is that they do. Felip has explained it to me a few times, but my eyes usually start glazing over at some point. My stomach made a particularly ferocious rumbling sound so I headed down to the kitchen to make myself a tea and a hardboiled egg. Felips’s notebook was left lonely on the counter. I know he uses it for everything. He just can’t get into digital planning and likes to feel pen to paper.

I ran my finger along the spine of the leather notebook absentmindedly as I drank my tea. I didn’t have much that I needed to do that morning, and the weather finally had that crisp feeling, so I slipped the notebook into my bag and started getting ready for the day.

The walk to Colmore Row isn’t long, but it’s enjoyable. Felip’s office resides above a restaurant that I suppose is trying to be avant garde. The waiter clearing off the remnants of a couple’s breakfast from an outdoor table acknowledged my presence with a friendly smile as I opened the door to enter towards Felip’s office.

“Buenos días, mi amor. You forgot your…” There was a young woman sitting at the front desk that has always been empty. I think my presence startled her as much as hers startled me. I vaguely remembered Felip telling me that he and James were looking for a secretary to help them out, but I really wasn’t expecting someone so gorgeous. Maybe a matronly type or an ultra-focused youth trying to add a couple lines on their CV. But this woman is something else entirely. Her olive skin had this radiance as if it is glowing from beneath. Her thick black hair with honey highlights hung long and effortlessly about her shoulders. Even though she was thin, you could tell that she had curves in every place that the typical man would long for. I’m not even particularly attracted to women, and I could see at first glance that she could have anyone she desires, man or woman, wrapped around her finger.

After the initial startle she flashed me a wide smile. “How can I help you?”

“Eh, this. For Felip,” I managed to get out as I pulled his notebook out of my bag. I was suddenly extremely aware of how frumpy his sweater looked on me and how little English I can manage to get out when I’m feeling particularly nervous.

“Oh, are you a friend of his?” she said reaching out to take the notebook. Felip obviously hasn’t mentioned that he has a wife. Well, I suppose she must have just started, and while he has put a few plants in his office, there aren’t any pictures up yet. I guess that’s reasonable. I mean, I’m wearing his sweater after all since I haven’t unpacked all my boxes (much to his distaste).

“Ah, Marta! What a surprise to see you!” Felip sprung happily out of his office and gave me a quick kiss on the cheek. “I see you’ve met our new office administrator, Layla. Marta, Layla. Layla, Marta. Marta is my beautiful bride,” he said from me to Layla while squeezing my shoulders.

Layla flashed me a toothy grin and held her delicate hand out to me. “Such a pleasure to meet you, Marta.” I shook her hand awkwardly and nodded in agreement.

“Bueno, me voy.” I kissed Felip, nodded at Layla, and slipped out the door.

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[Nota: Cuando las palabras están en cursiva, significa que el personaje está hablando en voz alta en español.]

2.

Esta mañana fue particularmente fría para el mes de agosto. Todavía nos quedaban cajas por desempacar en el apartamento. Pensé que todavía me quedaban al menos unas semanas antes de tener que desempacar mis suéteres, pero parecía que estaba equivocada. Felip, por supuesto, guardó toda su ropa de inmediato, así que cogí una de sus sudaderas con cuello redondo en un verde bosque intenso del estante y me la puse sobre mi camisón. Olía a él. Un poco de su almizcle mezclado con su colonia característica. Me subí el collar hasta la nariz para olerlo un poco.

Felipe ya se había ido. Me desperté esta mañana a las 6 de la mañana, como siempre, pero no era lo suficientemente temprano para verlo. Probablemente ya estaba en el gimnasio en ese momento, o tal vez ya estaba de camino a su oficina. Él y James alquilaron una pequeña oficina donde pueden hacer, bueno, cualquier cosa que hagan. Felip me lo ha explicado un par de veces, pero en algún momento se me suelen poner los ojos vidriosos. Mi estómago hizo un ruido particularmente feroz así que me dirigí a la cocina para prepararme un té y un huevo duro. El cuaderno de Felip quedó solo sobre el mostrador. Sé que lo usa para todo. Simplemente no puede dedicarse a la planificación digital y le gusta sentir el lápiz sobre el papel.

Pasé el dedo distraídamente por el lomo del cuaderno de cuero mientras bebía mi té. No tenía mucho que hacer esa mañana, y el clima finalmente tenía esa sensación fresca, así que deslicé el cuaderno en mi bolso y comencé a prepararme para el día.

La caminata hasta Colmore Row no es larga, pero sí agradable. La oficina de Felip se encuentra encima de un restaurante que supongo intenta ser vanguardista. El camarero que retiraba los restos del desayuno de una pareja de una mesa al aire libre reconoció mi presencia con una sonrisa amistosa mientras abría la puerta para entrar hacia la oficina de Felip.

“Buenos días, mi amor. Olvidaste tu…” Había una mujer joven sentada en la recepción que siempre ha estado vacía. Creo que mi presencia la sobresaltó tanto como la suya me sobresaltó a mí. Recordé vagamente que Felip me dijo que él y James buscaban una secretaria para ayudarlos, pero realmente no esperaba a alguien tan hermosa. Tal vez un tipo matronal o un joven muy concentrado que intenta agregar un par de líneas a su CV. Pero esta mujer es algo completamente distinto. Su piel oliva tenía este resplandor como si brillara desde abajo. Su espeso cabello negro con reflejos color miel caía largo y sin esfuerzo sobre sus hombros. Aunque era delgada, se notaba que tenía curvas en todos los lugares que el hombre típico anhelaría. Ni siquiera me atraen especialmente las mujeres, y a primera vista pude ver que ella podría tener a quien quisiera, hombre o mujer, envuelto en su dedo.

Después del sobresalto inicial, ella me dedicó una amplia sonrisa. "¿Le puedo ayudar en algo?"

“Eh, esto. Para Felip”, logré decir mientras sacaba su libreta de mi bolso. De repente me di cuenta de lo desaliñado que me quedaba su suéter y de lo poco que puedo hablar en inglés cuando me siento particularmente nerviosa.

"Oh, ¿eres amiga suyo?" dijo extendiendo la mano para tomar el cuaderno. Obviamente Felip no ha mencionado que tiene esposa. Bueno, supongo que acaba de empezar y, aunque él ha puesto algunas plantas en su oficina, todavía no hay fotos. Supongo que eso es razonable. Quiero decir, después de todo estoy usando su suéter ya que no he desempaquetado todas mis cajas (para su disgusto).

“¡Ah, Marta! ¡Qué sorpresa verte!” Felip salió feliz de su oficina y me dio un rápido beso en la mejilla. “Veo que has conocido a nuestra nueva administradora de oficina, Layla. Marta, Layla. Layla, Marta. Marta es mi hermosa esposa”, le dijo a Layla mientras me apretaba los hombros.

Layla me mostró una sonrisa con dientes y me tendió su delicada mano. "Un placer conocerte, Marta". Le estreché la mano con torpeza y asentí con la cabeza.

“Bueno, me voy”. Besé a Felip, asentí a Layla y salí por la puerta.

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