Chapter 5/Capítulo 5

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5.

“I don’t know, I think I need to look for someone else.”

“What do you mean, someone else?” I peered up at Felip who was tying his shoes for a jog.

“Don’t get me wrong, Layla is fantastic. A lovely girl. But she just isn’t keeping up anymore. She forgets important things. Just yesterday she forgot to send out a budget to a client that I had asked her to send three times. Three times. I know she’s your friend, but…” Felip’s face was panged with guilt.

“I’ll see what’s going on. She’s always been great, right? I’m sure there’s an explanation.”

My eagerness to convince Felip to keep Layla on at the office was admittedly a little selfish on my part. There’s no way she’d still want to be friends if my husband fired her. It’d make going out on double dates a tiny bit awkward.

But now that I think of it, going out on double dates already was feeling a little bit awkward by this point. Surprisingly, I wasn’t the awkward duck of the group. In the few months prior, Layla wouldn’t look me in the eye, and she’d just avoid looking at Felip entirely. She thought I didn’t notice, but I did. Well, Tahir and Felip always have a great time chumming it up, but Felip maybe had some reason, something was changing with Layla.

Felip closed the door behind him and I could hear steps fade as he took off down the street at a brisk jog. Well, there’s no time like the present, so I grabbed my shoes and headed to Layla’s apartment.

I am here. Can come in?

I texted Layla realizing that she probably won’t answer the door if I just came and knocked like a psychopath or Mormon missionary. A moment later Layla opened her door looking much less fabulous than normal. Her sweatpants were stained with…was that peanut butter? And she just generally looked puffy. I couldn’t tell if she had just been crying or was sick.

“Hey.” She motioned for me to come inside.

“What is going on? I mean, sorry, but you look horrible.” Nobody said that subtlety is my strong suit.

Layla let herself fall back onto the sofa and covered her face with the palms of her hands. “I don’t think I can keep it a secret for much longer, and I guess if I can trust someone not to say anything, it’s you. I mean, you don’t have any other friends really.”

Ouch. But true. I stiffened a little but nodded, “Well, what is it then?”

Layla looked out the window, avoiding my face, “I’m pregnant.”

I love babies, I really do, so I really couldn’t contain myself at this news. I jumped onto the couch next to her, “Eeee! When is the due date? Does Tahir know yet?”

“Tahir absolutely can not know.” She looked at me with the seriously, “Absolutely not. We aren’t married. He would be furious. This would be such a scandal for us if anyone else found out.”

“Vale, but you are having a baby, and he deserves to know, don’t you think?”

“No, he doesn’t need to know. I’m going to take care of this.”

This kind of talk started to make me nervous. It’s not that I’m overly religious or anything, but I had been struggling to get pregnant for some time with a couple of miscarriages, and the idea that Layla was going to take care of this, whatever she meant by that, made my stomach twist in a knot. I picked up the marble figurine of a palm tree she had sitting on her side table and nervously looked it over. I just needed something to do with my hands.

“Don’t do anything drastic, Layla. You have support. Felip and I won’t let you fall.”

Layla looked away. “We’ll see.”

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5.

 “No sé, creo que necesito buscar a alguien más.”

“¿Qué quieres decir, a alguien más?” Miré a Felip, que se estaba atando los zapatos para salir a correr.

“No me malinterpretes, Layla es fantástica. Una chica encantadora. Pero ya no da más. Olvida cosas importantes. Ayer, por ejemplo, se olvidó de enviar un presupuesto a un cliente que le pedí que enviara tres veces. Tres veces. Sé que es tu amiga, pero…” El rostro de Felip se llenó de culpa.

“Voy a ver qué pasa. Siempre ha sido genial, ¿no? Estoy segura de que hay una explicación.”

Mi ansia por convencer a Felip de que mantuviera a Layla en la oficina era un poco egoísta. No hay manera de que ella quiera seguir siendo mi amiga si mi esposo la despide. Sería un poco incómodo salir en citas dobles.

Pero ahora que lo pienso, ya salíamos en citas dobles incómodas. Sorprendentemente, no era yo la que estaba fuera de lugar en el grupo. En los últimos meses, Layla no me miraba a los ojos, y evitaba mirar a Felip también. Pensaba que no me daba cuenta, pero sí. Bueno, Tahir y Felip siempre se llevaban genial, pero Felip quizá tenía alguna razón, algo estaba cambiando en Layla.

Felip cerró la puerta detrás de él y pude escuchar sus pasos alejarse mientras comenzaba a correr por la calle. Bueno, no hay tiempo como el presente, así que me puse los zapatos y me dirigí al apartamento de Layla.

Estoy aquí. ¿Puedo entrar?

Le envié un mensaje a Layla, dándome cuenta de que probablemente no abriría si solo tocaba la puerta como una psicópata o misionera mormona. Un momento después, Layla abrió la puerta, luciendo mucho menos fabulosa de lo habitual. Sus pantalones deportivos estaban manchados con… ¿mantequilla de maní? Y en general se veía hinchada. No podía saber si acababa de llorar o si estaba enferma.

“Hola.” Hizo un gesto para que entrara.

“¿Qué pasa? Perdón, pero te ves horrible.” Nadie dijo que la sutileza fuera mi fuerte.

Layla se dejó caer sobre el sofá y cubrió su rostro con las palmas de las manos. “No creo que pueda mantenerlo en secreto por mucho más tiempo, y supongo que si puedo confiar en alguien para que no lo diga, eres tú. Quiero decir, no tienes otros amigos realmente.”

¡Ay! Pero es cierto. Me tensé un poco, pero asentí. “¿Qué es entonces?”

Layla miró por la ventana, evitando mi mirada. “Estoy embarazada.”

Me encantan los bebés, de verdad, así que no pude contener mi emoción al escuchar la noticia. Salté al sofá a su lado. “¡Eeee! ¿Cuándo es la fecha de parto? ¿Tahir ya lo sabe?”

“Tahir absolutamente no puede saberlo.” Me miró seriamente, “Absolutamente no. No estamos casadas. Se pondría furioso. Sería un escándalo para nosotros si alguien más se enterara.”

“Vale, pero estás embarazada, y él merece saberlo, ¿no crees?”

“No, él no tiene que saberlo. Yo me voy a encargar de esto.”

Sus palabras empezaron a inquietarme. No es que sea demasiado religiosa ni nada, pero yo había tenido dificultades para quedarme embarazada, después de un par de abortos, y la idea de que Layla “se encargara de esto”, lo que sea que eso signifique, me hizo sentir un nudo en el estómago. Tomé la figurita de mármol de una palmera que tenía en la mesa auxiliar y la miré nerviosamente. Necesitaba algo con qué ocupar las manos.

“No hagas nada drástico, Layla. Tienes apoyo. Felip y yo no te vamos a dejar caer.”

Layla miró hacia otro lado. “Ya veremos.”

 

Consider this copyrighted and whatnot.

For full transparency, I did use ChatGPT to help me with translating this chapter into Spanish because I got a little lazy.