Cosas que son completamente normales pero sorprendentemente sensuales
Comer algo realmente delicioso con intención.
No importa si es un filete perfectamente cocido o una manzana especialmente fresca. Cuando te detienes y lo disfrutas de verdad, algo cambia. Tu cuerpo lo nota. Tu mente se calla. La vida mejora.
(Nota 1: mientras escribo esto, estoy comiendo pollo desmenuzado frío. Así que haz lo que digo, no lo que hago.)-
Ostras.
No crecí comiendo ostras. Sorprendentemente, no son parte de la gastronomía típica del centro de Texas. (Eso fue sarcasmo, por si no quedó claro.) Pero un día encontré el libro Afrodita de Isabel Allende, y me cambió la forma de ver la comida. Ahora las ostras tiemblan cuando me ven llegar.
(Nota 2: si alguna vez te ofrecen “Rocky Mountain Oysters”, solo ten en cuenta que esas no vienen del mar…) -
Sábanas de algodón.
Esto debería ser lo estándar, pero es increíblemente difícil encontrar sábanas 100% algodón en Ecuador (y muy caro también, así que el juego que tengo me tiene que durar unos 50 años…). Tal vez alguien más fino diría que la seda es lo mejor, pero para mí, simplemente envolverme en algo que no sea plástico es divino. -
Un carro muy limpio.
No importa si es barato o caro, viejo o nuevo. Si está muy limpio y puedes recostarte sin tocar suciedad, suspiro. Es una sensación. -
La seguridad.
El punto anterior me hizo pensar en esto, aunque no estaba en la lista original. No me refiero a usar casco y cinturón de seguridad (aunque sí, eso también) sino a esa sensación profunda y corporal de estar a salvo. En el entorno. Emocionalmente. Físicamente. Ninguna de las cosas de esta lista se disfruta de verdad si tu cuerpo no puede relajarse por completo. Y esa capacidad de soltar… eso es lo más sensual de todo.
Hasta que nos volvamos a encontrar.
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