Día 1
Querido lector,
Como prometí, aquí van cosas de hoy: lo bueno, lo malo y lo feo.
- Anoche tuve un sueño de lo más extraño. Estaba sentada en un muro bajito cuando alguien que conozco se acercó a saludarme. Me levanté para darle un abrazo y, al tener la cara cerca de su cuello, me di cuenta de que podía olerlo. Sí, olerlo. No era un perfume masculino ni nada así. Era simplemente ese olor tenue de un hombre que tal vez ha estado trabajando o está un poco sudado. No era un mal olor… solo muy humano. Probablemente ni lo notarías al saludar a alguien en la vida real. Pero eso me despertó de golpe, porque hasta mi mente dormida sabía que una figura imaginaria no debería tener olor. A veces juro que mis sueños están cada vez más cerca de volverse tan reales que un día podré simplemente estirar la mano y tocar lo que hay del otro lado.
- Mi hijito está enfermo. Odio que no se sienta bien, pero cuando me llama en la noche para que me acueste con él, mi corazón se derrite como un charquito tibio.
- Estoy tratando de recordar una canción que alguien me compartió hace tiempo, pero por más que lo intento, no logro acordarme de cómo se llamaba ni quién la cantaba. Solo recuerdo que era un dúo con un estilo como blues/country (o quizás otro género que ni sé cómo se llama), había un auto antiguo, tipo Cadillac o algo así, y alguien llevaba un abrigo de piel. Sus voces eran de esas feas y bonitas a la vez. Esas que tal vez no entrarían en un coro de iglesia, pero tienen algo que atrapa. Pero nada, no la encontraba por más que buscaba.
Actualización: SANTO DIOS. La encontré. Casi inmediatamente después de escribir eso. Me reí sola. Por si tienes curiosidad, la canción es The Hillbilly Moon Explosion – “My Love for Evermore”. Siento que acabo de encontrar una pieza perdida de mi rompecabezas interno. Dios mío, estoy tan feliz que podría llorar.
- Esta mañana hizo bastante frío. Me quedé dormida en el cuarto de mis hijos y me despertó el aire helado entrando por la ventana abierta y el sonido de los carillones de viento.
- Me duele todo el cuerpo. Las mujeres del barrio han organizado clases de zumba, baile y ejercicios en las noches, y yo, masoquista como soy, me inscribí y he ido todas las noches. Y sé que la instructora me va a gritar “¡suelte esas caderas!”, pero es que de verdad me duele hasta caminar.
- Mi hijo hizo un nuevo amiguita anoche y pasamos la tarde en el parque buscando conchas de caracol. Los caracoles en Ecuador son bastante grandes… bueno, al menos más grandes que el que tenía de mascota cuando era niña en Texas. Ahora mi baño está lleno de conchas. Como dice el dicho: serpientes, caracoles y colitas de cachorro.
Ideas que me rebotan en la cabeza:
- La canción que mencioné arriba me recuerda a True Blood. Me encantaba esa serie. La veía en Netflix cuando Netflix te mandaba DVDs a casa.
- ¿Qué diablos pasó con todos esos DVDs de Netflix?
Hoy tengo que dar clase y luego sacudir el cuerpo bailando, así que dejo esto aquí por hoy.
Hasta mañana,
Laine
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