Día 2 (aproximadamente): O divagaciones sobre elecciones de vida
Querido lector,
¿Cómo estuvo tu fin de semana? Espero que haya sido relajante. Personalmente, podría usar uno o dos días más. No tengo grandes reflexiones de estos días. Tuve que trabajar casi todo el fin de semana, y a pesar de eso, todavía estoy muy atrasada. No quiero hablar de eso. Me revuelve el estómago.
Cuando no estaba trabajando, pasé bastante tiempo en el parque con mis hijos. La verdad, cuando estoy ahí con ellos, viendo a mi hijo mayor correr como loco con sus amigos o ayudando a mi pequeño a lanzarse por el tobogán, siento que estoy viviendo el sueño. Es lo que siempre quise.
¿Suena loco si te digo que hice un doctorado para poder pasar más tiempo con ellos y aun así tener un trabajo estable? Es verdad. Cada paso que di fue por ellos, incluso antes de que existieran. El peluche favorito de mi hijo mayor, Teddy, es un osito Paddington que compré en Londres antes de estar embarazada. Es un “Baby’s First Paddington”, y cuando lo vi, supe que era para él.
Últimamente he estado luchando con esta idea de “tenerlo todo”. Honestamente no sé cómo no quedarme atrás en el trabajo, ser una madre presente y no dejar que mi alma se desmorone en mil pedacitos. Es como hacer malabares con platos, pero soy pésima en eso y paso la vida pegando los pedazos rotos. Tú me estás ayudando en la parte de no dejar que mi alma se desmorone, así que gracias.
No sé muy bien cuál es la conclusión de todo esto. Solo sé que estoy cansada, que son las 4 de la mañana, y que mañana me va a doler la espalda porque estoy escribiendo esto toda encogida en la cama de mi hijo pequeño (me llamó, ¿qué más podía hacer?).
En fin… quizás una hora o dos de sueño y una taza de café me hagan sentir mejor.
Buenas noches.
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