Noticias
Quizás no sea la mejor forma literaria de empezar, pero esta mañana el viento está helado. Estoy haciendo todo lo posible por quedarme acurrucada bajo las cobijas mientras escribo esto, pero como el aire frío se cuela por la ventana, sentí que tenía que dejar constancia de ello para la posteridad.
Bueno…tengo una gran noticia (al menos para mí lo es): ¡un artículo en el que he estado trabajando durante años por fin va a ser publicado! Le he dedicado tanto tiempo, esfuerzo y sí, lágrimas, a este proyecto, y finalmente ha sido aceptado.
(Y por si acaso alguien con malas intenciones llega a este blog, no voy a decir cuál es porque revelaría demasiado sobre mí. Pero si me conoces y sabes usar Google Scholar, aparecerá en unas semanas. Eso sí: aunque soy la autora principal, no es una lectura particularmente emocionante.)
Estés o no en el mundo académico, seguro puedes imaginar que lograr que algo sea aceptado para publicación es un gran logro. Pero aquí va la razón por la que estoy escribiendo esto: la emoción duró poco. Después de unos minutos, se transformó en algo más suave: alivio de que este capítulo está llegando a su fin.
Mis primeros artículos casi me destruyen. Cada rechazo (y hubo muchos) se sentía como una puñalada en el pecho. ¿Cómo podía alguien rechazar tan fácilmente algo en lo que puse todo mi corazón? (Respuesta: muy fácilmente, al parecer.) Cuando aceptaban alguno de esos primeros trabajos, me sentía en la cima del mundo.
Esta vez noté algo diferente. Ya no me enojo ni me siento devastada cuando rechazan algo. Me irrita un poco, claro, porque el proceso de envío es agotador y un rechazo significa volver a empezar, pero ya no me derrumba. Y con esta aceptación, me sentí feliz y aliviada, pero no fue algo abrumador. Pasó. La vida siguió.
Por un momento me pregunté si me había vuelto insensible. Pero no…créeme, mi mundo interior sigue lleno de emociones profundas y sinceras. Creo que lo que ha cambiado es que he ganado perspectiva.
Perspectiva sobre la magnitud de las cosas. Sobre el valor de mi trabajo. Después de suficientes rechazos y algunas aceptaciones, te das cuenta de que cosas buenas van a pasar y cosas malas también, y que te vas a volver loca si dejas que tu mundo emocional dependa de la decisión de un editor.
No digo que no sientas. Solo que no dejes que la decisión de otra persona defina tu valor.
Y quizás lo más importante: ahora sé cuándo he hecho algo digno de publicación. No necesito que alguien me lo diga. Si no se publica de inmediato, simplemente tengo que hacer que su valor quede más claro para quien lo lee. Eso es todo.
Bueno, me voy a disfrutar esta mañana fría con una taza de café caliente. Y sí, estoy en camiseta y shorts, aunque me comporto como si estuviera nevando afuera. Déjenme tener este pequeño drama.
Hasta la próxima.
Comments
Post a Comment