Una lección sobre la tasa de desempleo (que por supuesto no trata de la tasa de desempleo)
¿Alguna vez has pensado en cómo se calcula la tasa de desempleo? Parece obvio, ¿no? Es simplemente el número de personas desempleadas sobre la población, multiplicado por 100. Pero en realidad es un poco más matizado que eso.
Si ganaste la lotería genética y heredaste una fortuna, y decides pasar tus días descansando junto a la piscina disfrutando de los frutos de tus antepasados sin mover un dedo, bien por ti — pero no eres contado en la estadística. Para ser considerado desempleado a efectos de calcular la tasa de desempleo, una característica necesaria es el deseo de trabajar.
Esa pequeña palabra “deseo” hace toda la diferencia. Y realmente la hace. Déjame ilustrarlo. Una persona que robó una fortuna, se arrepiente y decide no volver a robar nunca más, deja de ser un ladrón en el momento en que toma esa decisión. Fue un ladrón. Ya no lo es. Un hombre que nunca ha robado ni un centavo, pero que planea atracar un banco, se convierte en ladrón en el instante en que traza el plan y se decide a hacerlo. No importa que sus bolsillos estén vacíos.
¿Pero no es genial este concepto? Puedes ser exactamente quien quieras ser en este mismo instante. ¿Te avergüenza algo de tu pasado? Decide actuar de otra manera, y de otra manera serás.
Tu pasado no es tu futuro. Tú eres tu futuro. Y si lo deseas, creo que harás de él uno bueno.
Como siempre, hasta la próxima.
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