Cómo dejar de estar de mal genio (o al menos, cómo puedo evitar ponerme de mal genio)

Me gusta creer que por naturaleza no soy una persona de mal genio. Históricamente, de hecho, ha sido casi mi perdición el que me cueste demasiado enojarme (probablemente demasiado) para realmente enfadarme.


Pero últimamente, y quizá sobre todo este fin de semana, me he encontrado a mí misma en un humor de mal genio. No enfadada del todo, pero sí murmurando cosas por lo bajo y estando en general medio cortante.


Aunque pienso que a mucha gente en realidad le gusta estar enojada, a mí no. Así que, como soy yo, me embarqué en un pequeño experimento mental para determinar por qué me pongo de mal genio y cómo puedo evitarlo en el futuro.


1. Si sabes lo que quieres, no pidas opiniones.

Este fin de semana salí a buscar un mueble pequeño para poner mi tocadiscos, que no fuera ni la mesa de centro pegada a la pared ni el suelo. En una de las tiendas que visité, encontré la pieza perfecta. Era súper única, nada parecido a lo que me había imaginado, pero en cuanto la vi, supe que era “la indicada”.


(No comparto aquí la foto para no predisponer la historia en caso de que no sea tu estilo. Solo diré que el frente estaba cubierto con un patrón floral intrincado en azul oscuro y blanco, con incrustaciones tipo nácar. Nada de lo moderno y minimalista que se ve por todos lados).


Aunque el precio estaba genial, decidí pensarlo antes de comprarlo. Toda la noche pensé en lo mucho que me gustaba y a la mañana siguiente, en el desayuno, le enseñé una foto a mi mamá y le pregunté qué opinaba. Ella dijo: “Mmm, es interesante.” Y de repente empecé a dudar de mi decisión, de la cual treinta segundos antes estaba totalmente segura. Ahí empezó mi mal humor y mis quejas internas.


¿Y saben qué? Lo compré. Pero lo hice de mal genio, porque ahora estaba preocupada de haber tomado la decisión equivocada. No lo era.


2. Mantén tu plato a medio llenar.

Lo digo literal y figurativamente. Literal: cuando mi barriga está vacía o demasiado llena, no me siento bien. Me roba la energía mental y física de cosas importantes (como escribir estas publicaciones) y me enfoca en lo mal que se siente mi estómago. Medio lleno es el punto ideal.


Figuradamente: mi lista de pendientes estaba demasiado larga. Quizás logré hacer la mitad, y cuando no termino lo que me propongo, me siento como una perdedora. Eso me baja el ánimo, aunque las tareas no sean importantes. Más allá de eso, necesito espacio libre para que ocurra la serendipia.


Cuando mi lista está demasiado llena, me pongo de mal genio si mi hijo, de repente, quiere usar el microscopio para mirar huevos de polilla y necesita mi ayuda. Necesito espacio para respirar. Necesito esperar menos de mi día para poder hacer esas cosas con una sonrisa.


Estoy segura de que hay muchas más maneras de no estar de mal genio, pero mi mano se está durmiendo y yo también. Buenas noches.✨


Hasta la próxima.


Comments

Popular Posts